La niebla matutina aún no se había disipado cuando pisamos tierras de Guizhou. Este viaje de seis días para fomentar el espíritu de equipo no fue solo un viaje físico, sino un profundo diálogo entre almas. Aquí, el ruido de la ciudad quedó atrás, reemplazado por el susurro de los arroyos de montaña, las canciones de las flautas de caña de las aldeas Miao y las sonrisas sinceras de los colegas, liberados de sus responsabilidades profesionales. Meticulosamente planificado por la empresa, este viaje nos permitió, habitualmente inmersos en hojas de cálculo y reuniones, experimentar la majestuosidad de la naturaleza bajo la rugiente cascada Huangguoshu, sentir la calidez de la cultura humana entre los faroles de la aldea Qianhu Miao y, lo más importante, redescubrirnos mutuamente en cada caminata y desafío de equipo. Cuando los compañeros de equipo dejan de ser simples conocidos que asienten en salas de conferencias, para convertirse en compañeros que se apoyan mutuamente en puentes bajo el viento y la lluvia, nuestra comprensión de la "cohesión" trasciende los eslóganes y se convierte en un vívido tapiz de recuerdos compartidos. En estos seis días, no solo conocimos Guizhou: conocimos un equipo más fuerte y mejores versiones de nosotros mismos.